lunes, 12 de enero de 2009

Las dos caras de una plancha

Dos jóvenes españoles y de erasmus en Suiza, Mr. A y Mr. B, están contentos: la semana siguiente vuelven a España a pasar unos días de reposo. Además de tener ganas de ver a su familia y de estar con sus allegados, ambos tienen una responsabilidad añadida: participan en el tradicional 'amigo invisible' en las cenas con sus amigos.

Mr. A y Mr. B (llamémoslos A y B) tienen una línea de pensamiento parecida. "Vivo en Suiza, así que si llevo algo típico de aquí, a mi amigo invisible le gustará". ¿Qué hay típico en Suiza?, se preguntan ambos. "Frío, nieve; esto no lo puedo llevar. Bancos, dinero, oro judío; esto no me lo dejarán sacar. Mmm, comida: chocolate, queso, fondue, crepes, raclette... suena bien"

Sin tener muy claro lo que quieren, sus pasos los dirigen a una tienda de electrodomésticos y compran una formidable raclette para dos. Orgullosos, están convencidos de que será un gran regalo



A y B vuelven a casa (los dos son de Zaragoza, ¡otra coincidencia!) y se dedican a comer, descansar, dormir y vivir bien. Y a partir de ahora, traslademos la historia a las entregas de los regalos...

Mr. A ha quedado en un italiano (il Pastificio) con sus amigos, gente con estilo, de buen vestir y refinada conversación. La cena transcurre alegremente, rememorando viejos tiempos (viajes a museos, conferencias magistrales, apasionadas discusiones filosóficas) y planeando futuras excursiones culturales.

Focaccias, ossobucos, pizzas, pastas, canelones y lasañas cubren la mesa, aportando cada alimento vivos colores y vaporosos efluvios, estimulando las pituitarias y los sentidos de los comensales. Los caldos, Reserva, Gran Reserva y algún vino de autor, riegan cada paladar y combinan con cada tenedor.

Al final, plenos y satisfechos, se reparten los regalos con asombradas y sinceras exclamaciones de agradecimiento. Cuando le llega el momento al amigo invisible de Mr. A, el señor Ostalé, Barón de Dyc & Lawson, desenvuelve el paquete con sumo cuidado y sonríe al ver el regalo: "¡una raclette!", exclama. Toda la mesa aprueba la dádiva, comentan las agradables veladas que han pasado alrededor de una raclette y felicitan al Barón por su suerte.

Tras la cena, todos se retiran a sus casas a descansar.

Por su parte, Mr. B ha quedado en el Pasgón, un tugurio en los aledaños del plebeyo mercado central. La mayoría de sus amigos son gente de la peor calaña, informáticos (de La Almunia, para más inri), individuos que sólo saben hacer letritas, sonrisitas o páginas chorras. Para que os hagáis una idea de su moral, hay uno que vive en Luxemburgo. Sobran las palabras.



En la cena, los comentarios soeces y faltos de cualquier gusto y humor cruzan la mesa, formada por jóvenes de ridículos nombres. ¿Qué se puede esperar de personas que se hacen llamar Trol, Plunche, Crash o Tig? Mr. B está un poco descolocado, estos tres meses en Suiza le han abierto los ojos y le han enseñado nuevos horizontes sociales.

Con la misma velocidad que los improperios, anchoas y gambas vuelan de un plato a otro, muchas veces acabando en el mantel o en el suelo, lo cual no es impedimento para que algunos de estos pre-hombres las acaben engullendo. En cuanto a la bebida, un espeso mejunge que la tabernera llama sangría y cerveza, la reina de la bajeza.

Llegado el momento, los asistentes se entregan unos a otros diversas obscenidades, propias de gente cerril. Leticia va a ser la afortunada en recibir el regalo de Mr. B. Sus manos están manchadas de grasa pero no le importa. Se abalanza sobre el regalo, lo abre y muestra la raclette. El resto de asistentes, acostumbrados a pelucas, varitas de Sheilor Moon y globitos, se miran entre si y pronto surge el primer comentario jocoso: "una plancha ¿!". Nadie comprende nada y se preguntan, ¿qué clase de regalo es ese? Yaimenet, el novio de Leticia, se hurga la nariz en busca del postre. Pronto Mr. B es objeto de burlas y demás humillaciones.





Tras la cena, se van en busca de nuevos tugurios y mejunges que beber.



(Si alguno de los afectados quiere que retire su nombre o fotografía, que me lo diga)

17 comentarios:

elNoZiYa dijo...

no me he podido reir más XDDDD
Este comentario es enorme:
"muchas veces acabando en el mantel o en el suelo, lo cual no es impedimento para que algunos de estos pre-hombres las acaben engullendo."

Que crack que crack!

Anónimo dijo...

Jajaja si que te jodió lo de la plancha xD

La otra historia te la has inventado, ¿no?

Espero que el libro de recetas te sea útil por lo menos :)

Miguel dijo...

joder no es la palabra, pero yo pensaba que era un buen regalo y ninguno lo conocíais, mientras que en la otra cena (creo que) todo el mundo sabía lo que era xD

Conociendo como conoces al otro grupo (nacho, angulo, trol...), ¿crees que puede haber algo de verdadero en la otra historia?

Lucesoscuras dijo...

Dios qué risas jajajajajaja

nastik dijo...

gggggggg no te enfadikes!!!
perdona nuestra incultura y que seamos tan cortos de miras!!
ya te dije q me parece un regalo súperbueno, pero raro de cojones!!!
besooooooooooos

Anónimo dijo...

Como me he reido.
Pásatelo bien por tierras suizas. Y... cuando vuelvas
Nos vemos en los bares, como siempre

Anónimo dijo...

yo quiero una raclette para 2!!!

Miguel dijo...

Me alegro de que os guste. Era o eso o me metíais una paliza a la vuelta :-) Espero con cierto temor la próxima vez que vea a Leti jaja.

Tomo nota de tu petición, querida hermana, pero no crees que sería mejor una grande? Así puedes invitar a gente y tienes una cena apañada sin mucho trabajo previo. Y luego los pones a fregar y ya está :D

Anónimo dijo...

Pues yo sí que sabía lo que era, lo que pasa es que si no te lo enseñan es difícil averiguarlo de un comentario que dice "es una plancha"

Unknown dijo...

Muy bueno, XDDD

Pero he de decir al respecto, que me llenó de orgullo y satisfacción recibir tu presente, señor Mr.B. En cuanto a lo de las manos grasientas,....ejemmm, pensaré que son excesos dramáticos por parte del autor, jejejeje. Y en referencia a lo de incultos,...unos conocen unas cosas, y otros otras, digo yo que habrá cosas que nosotros sepamos y tu no, ahí se encuentra la gracia, beneficios del desbordamiento del conocimiento (knowledge spillover). Por lo demás,...no temas no tomaré represalias contra ti la próxima vez que te vea, jajajjaja.

Un besito!!!

Miguel dijo...

Bueno bueno, el mismo recurso lingüístico es insinuar incultura que lo de las manos grasientas, ¡no os lo toméis a mal! No creo que saber o no lo que es una raclette sea un fiel indicador de la cultura de cada uno ;-)

Plunch0r, el libro de cocina me dedico a mirarlo y suspirar. Por ahora no he hecho ninguna receta, pero ya les he echado el ojo a unas cuantas.

Menudo éxito de entrada, ¡11 comentarios por el módico precio de perder 14 amigos! Un chollo :D

elNoZiYa dijo...

yo me he metido a ver si alguien explicaba que es la raqueta esa y como se usa, pero no, tendré que buscar en intelnet

Poplop dijo...

Yo regalo una plancha-raclette de seis plazas ¿Para ti, Cristina?

Unknown dijo...

eso vale como objeto decorativo?

Anónimo dijo...

¡¡¡UNA PUTA PLANCHA!!! ¿¡Pero a quién cojones se le ocurre regalar UNA PUTA PLANCHA?!

Dios, menos mal que no era yo el puto amigo invisible del Mr. B...

Poplop dijo...

Si la plancha te produce el suficiente recreo estético, la cancelamos contra la cuenta de objeto bonito

Alba dijo...

Que grande que eereessssssssss!! XDXD