Además de dedicarnos a salir por ahí los 3 solos (el espíritu erasmus pareció apagarse un poco esa semana), hicimos algo de turismo con Alberto y sus amigas, también de visita esos días. El último día estuvimos en Gruyeres, y seguro que nadie puede adivinar lo que encontramos ahí: ¡un templo consagrado a Alien! No nos quedó muy claro si algún pillado lo construyó o si es el museo del propio diseñador, pero había un bar ambientado que era muy chulo y daba un poquito de miedo.
Como podéis ver, el día anterior había caído una nevada impresionante y había una buena capa
Siguiente en la lista, un fin de semana de esquí con mucha gente del erasmus. La universidad tiene un chalet en una pista de esquí (sí, habéis leído bien, la universidad tiene un chalet) y ofertan los llamados "ski weekend", que por 125 francos (~95 euros) incluye 2 días de esquí con monitor y una noche en su chalet, desayuno y cena incluídos.
El sábado nos tocó a todos esquíar mojados gracias a el aguanieve que caía, pero cuando dejamos de esquíar y bajaron las temperaturas ésta se convirtió en nieve, y al día siguiente era una gozada bajar por las pistas sin pisar o por los fuera de pista. Algunas no lo veían tan gozada como yo y sufrieron un poco, sobre todo una señora (La Señora) que terminó por bajar una pista al estilo croqueta, como cuando de pequeños nos tumbábamos y rodábamos colina abajo.
Por la noche los monitores nos sorprendieron con un buen rissoto (¡en cantidad y a elegir, de azafrán o de champiñones!) y por supuesto, mientras el resto de comensales se retiraban a dormir, los españoles nos quedamos un ratito más acompañados de un buen kalimotxo D.O. Jumilla.
Y por último, ha habido una baja en el barco Rhodanie... ¡Nacho nos ha abandonado! A mediados de marzo presentó el proyecto y se volvió a España, con lo que la tripulación de viejos lobos se ha visto a reducida a tres. Ante la dificultad de maniobrar un barco de 7 mástiles entre 3 personas, contratamos a dos grumetes para que nos echarán una mano: Gisela y Santi.